Me uní por todo lo que esta insignia significaba para mí de pequeño |
Crecí mayormente en la región de los Grandes Lagos de África. Mucha gente tiene una visión demasiado simplista de África, siendo que éste es, en realidad, un continente diverso y complejo, conformado por sociedades diversas y complejas que hoy están dentro de fronteras ridículas llamadas "naciones". Yo crecí en Burundi, en una situación privilegiada, como he indicado en un escrito anterior.
Mi niñez fue una mezcla extraña de vida idílica de africano centro-oriental de clase alta y el desgarrador miedo de sanguinarios genocidios y guerras civiles; rodeado, de manera constante, tanto de paz como de violencia.
Fui criado con el francés como lengua materna, asistí a una escuela francesa privada para mis estudios de humanidades, crecí viendo televisión francesa, películas francesas, películas de Hollywood dobladas al francés, dibujos animados franceses, leyendo tiras cómicas francesas y literatura clásica francesa.
Nací de una familia con un largo linaje de comandantes militares, lo cual fue una tradición rota por mi familia sólo dos generaciones antes de que yo naciera. En nuestra cultura, mi apellido es inmediatamente asociado con la casta de nobles guerreros a la que mi familia perteneció durante siglos. Siempre sentí la marca de esto en mi sangre, desde pequeño. Para cuando yo tenía 12 años, ya sabía que no debía ser otra cosa que soldado.
Aparte de mi propio padre, el Coronel F. Loeuillet fue el único hombre que realmente llegué a admirar cuando yo era niño. En ese entonces, él fue asignado como oficial a cargo de las fuerzas militares francesas de cooperación y de seguridad para los expatriados en Burundi. Éste era un período tumultuoso de guerra civil y disturbios, donde se requería vigilancia constante y un plan de evacuación para los pocos cientos de expatriados franceses (mayormente familias de militares) que aún vivían en el país al iniciar los disturbios. La familia del Coronel era muy amiga de la mía, y él se conducía con un porte que yo admiraba y quería emular.
Debido a la presencia militar francesa en el país cuando yo era niño, yo asistía a clases mientras que la escuela era protegida por jóvenes con este aspecto:
Crecí pensando en las tropas francesas como símbolos de paz y seguridad, y eso siempre lo creí firmemente en mi corazón. Crecí chocando cincos con chicos de la TDM (Troupes de la Marine) como éstos cada mañana, por años, cuando iba rumbo a clases. Crecí deseando ser como ellos, y proteger a la gente.
Como ya os habréis dado cuenta, siempre fui influido fuertemente por la cultura francesa, a pesar de no poseer dicha nacionalidad. Para mí fue fácil decidir servir en el ejército francés, por lo menos cuando era joven.
Luego llegaron los últimos años de mi adolescencia, y me aburrí de la escuela, de mis privilegios, y de mi vida casera.
Me uní porque quería convertirme en un hombre independiente. Quería ser desafiado de todas las maneras posibles. En ese momento de mi vida, sentía que ésa era la decisión más correcta. Era, además, mi rito de iniciación ideal, la manera en que me convertiría en un verdadero hombre. Así que, un día, le dije a mi madre: "Mamá, me uniré a la Legión Extranjera Francesa". Ella rió, pero cuando se dio cuenta de que lo decía realmente en serio, lloró.
Un año después, me puse una mochila, tomé un avión con destino a Francia, y desde entonces nunca he mirado atrás.
El resto es historia...
Para unirse a la Legión hay tantas razones diferentes como legionarios. Razones tan extrañas como diversas. Ahí conocí a un albano que había arruinado su carrera como futbolista profesional, un rumano que alguna vez fue guardaparque en zonas montañosas y aspiraba a un mejor salario, un estadounidense cuya exnovia le había roto el corazón, un finlandés que estaba harto de ser diputado, un búlgaro que tenía un posgrado en lingüística y hablaba 9 idiomas de manera fluida, un coreano que fue miembro del equipo olímpico de Taekwondo, un ingeniero chino, un sueco que estaba endeudado hasta el cuello en su país, un tahitiano que quería ser como su hermano (un renombrado legionario en el 2do Regimiento Extranjero de Infantería), un indio que fue cantante de pop, un ruso que fue paracaidista militar y simplemente quería la ciudadanía francesa, un brasileño que quería apoyar económicamente a su madre...y la lista sigue y sigue.
Mis razones para unirme no eran en forma alguna espectaculares ni especiales, simplemente eran mis razones, entre miles de razones de otras personas, que les motivaron a dejarlo todo y lanzarse a lo desconocido o quedar en el olvido. Para bien o para mal. Lo que es más, las razones pueden ser tan ordinarias, prácticas, trágicas o incluso idealistas y románticas como las mías, pero la realidad no es nada romántica, y ése es un hecho del que debo alertar a cualquiera que esté leyendo esto. No estoy tratando de idealizar aquéllo que ser legionario conlleva; sencillamente estoy hablando con honestidad de las razones que me llevaron a unirme; y, como cualquiera puede observar, fue el producto de una curiosidad atrevida, una pizca de ingenuidad e idealismo, y una llamada a la aventura, las cuales son cosas que muchos jóvenes experimentan en algún punto de sus vidas.
Espero que esto satisfaga un poco vuestra curiosidad. ¡Manteneos fuertes!
Fui criado con el francés como lengua materna, asistí a una escuela francesa privada para mis estudios de humanidades, crecí viendo televisión francesa, películas francesas, películas de Hollywood dobladas al francés, dibujos animados franceses, leyendo tiras cómicas francesas y literatura clásica francesa.
Nací de una familia con un largo linaje de comandantes militares, lo cual fue una tradición rota por mi familia sólo dos generaciones antes de que yo naciera. En nuestra cultura, mi apellido es inmediatamente asociado con la casta de nobles guerreros a la que mi familia perteneció durante siglos. Siempre sentí la marca de esto en mi sangre, desde pequeño. Para cuando yo tenía 12 años, ya sabía que no debía ser otra cosa que soldado.
Mi primer beso en público me lo dio la hija de este hombre, el Coronel F. Loeuillet |
Debido a la presencia militar francesa en el país cuando yo era niño, yo asistía a clases mientras que la escuela era protegida por jóvenes con este aspecto:
Como ya os habréis dado cuenta, siempre fui influido fuertemente por la cultura francesa, a pesar de no poseer dicha nacionalidad. Para mí fue fácil decidir servir en el ejército francés, por lo menos cuando era joven.
Luego llegaron los últimos años de mi adolescencia, y me aburrí de la escuela, de mis privilegios, y de mi vida casera.
Me uní porque quería convertirme en un hombre independiente. Quería ser desafiado de todas las maneras posibles. En ese momento de mi vida, sentía que ésa era la decisión más correcta. Era, además, mi rito de iniciación ideal, la manera en que me convertiría en un verdadero hombre. Así que, un día, le dije a mi madre: "Mamá, me uniré a la Legión Extranjera Francesa". Ella rió, pero cuando se dio cuenta de que lo decía realmente en serio, lloró.
Un año después, me puse una mochila, tomé un avión con destino a Francia, y desde entonces nunca he mirado atrás.
Lo primero que hice al pisar suelo francés fue atravesar esta puerta |
Para unirse a la Legión hay tantas razones diferentes como legionarios. Razones tan extrañas como diversas. Ahí conocí a un albano que había arruinado su carrera como futbolista profesional, un rumano que alguna vez fue guardaparque en zonas montañosas y aspiraba a un mejor salario, un estadounidense cuya exnovia le había roto el corazón, un finlandés que estaba harto de ser diputado, un búlgaro que tenía un posgrado en lingüística y hablaba 9 idiomas de manera fluida, un coreano que fue miembro del equipo olímpico de Taekwondo, un ingeniero chino, un sueco que estaba endeudado hasta el cuello en su país, un tahitiano que quería ser como su hermano (un renombrado legionario en el 2do Regimiento Extranjero de Infantería), un indio que fue cantante de pop, un ruso que fue paracaidista militar y simplemente quería la ciudadanía francesa, un brasileño que quería apoyar económicamente a su madre...y la lista sigue y sigue.
Mis razones para unirme no eran en forma alguna espectaculares ni especiales, simplemente eran mis razones, entre miles de razones de otras personas, que les motivaron a dejarlo todo y lanzarse a lo desconocido o quedar en el olvido. Para bien o para mal. Lo que es más, las razones pueden ser tan ordinarias, prácticas, trágicas o incluso idealistas y románticas como las mías, pero la realidad no es nada romántica, y ése es un hecho del que debo alertar a cualquiera que esté leyendo esto. No estoy tratando de idealizar aquéllo que ser legionario conlleva; sencillamente estoy hablando con honestidad de las razones que me llevaron a unirme; y, como cualquiera puede observar, fue el producto de una curiosidad atrevida, una pizca de ingenuidad e idealismo, y una llamada a la aventura, las cuales son cosas que muchos jóvenes experimentan en algún punto de sus vidas.
Espero que esto satisfaga un poco vuestra curiosidad. ¡Manteneos fuertes!
Escrito original:
Kriztofer Plitzkin's answer to Why did you join the French Foreign Legion? - Quora
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